Nuestros ritmos
biológicos están marcados por un reloj interno que determina cuándo tenemos que
dormir y hasta en qué momento del día memorizamos mejor.
Algunos apuntes muy
generales:
A lo largo del día
vamos consumiendo glucógeno, nuestro combustible para las neuronas, y va
aumentando el nivel de adenosina. La acumulación de esta sustancia, provoca
somnolencia y sueño. Durante el mismo se van reduciendo las concentraciones de
adenosina, lo que facilita el despertar.
Otra sustancia que
interviene en nuestro reloj biológico es la melatonina, hormona segregada por
la glándula pineal, estimulada por la oscuridad y suprimida por la luz. Se
segrega durante la noche y suele alcanzar su nivel más alto justo antes de la
hora de dormir. La melatonina tiene
capacidad para coordinar y regular los ritmos biológicos del cuerpo, actúa
sobre varias estructuras del cerebro, controla hormonas, procesos fisiológicos
y conductas que presentan variaciones estacionales.
Se calcula que
alrededor de las 7:30 el organismo deja de secretar melatonina, y es el momento
óptimo para levantarse de la cama. El máximo nivel de alerta se alcanza tres
horas más tarde, hacia las 10:30, hora idónea para estudiar o abordar tareas
que exigen concentración y mayor nivel de atención y precisión. A medio día, a
eso de las 14:30, es cuando el cuerpo alcanza su nivel de máxima coordinación
motora. La eficiencia cardiovascular y la fuerza muscular llegan a su punto
álgido alrededor de las 17:00 horas y podría ser una buena hora para hacer
deporte o sacarle el máximo partido a nuestro cuerpo. Al finalizar el día,
alrededor de las 21 horas, es cuando comienza de nuevo la secreción de
melatonina y nuestro cuerpo nos invita a relajarnos y reposar.
Buen día!!
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